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Tortuga

Medio ambiente

7 Jun 2021

Según la ONU, el planeta está llegando rápidamente a extremos irreversibles

La degradación de la naturaleza afecta a un 40% de la humanidad

Redacción / Madrid

La degradación del mundo natural socava el bienestar de unos 3.200 millones de personas -un 40% de la humanidad- cuando el planeta afronta una "triple emergencia ambiental": la pérdida de biodiversidad, la alteración climática y el aumento de la contaminación. El secretario general de la ONU, António Guterres, hace esta consideración en un mensaje difundido con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este sábado.

Guterres indica en su mensaje, recogido por Servimedia, que "el planeta está llegando rápidamente a extremos irreversibles" y que "la humanidad lleva demasiado tiempo talando los bosques del planeta, contaminando sus ríos y océanos y arando sus pastizales hasta hacer que caigan en el olvido". "Estamos devastando los ecosistemas que sustentan nuestras sociedades. En el proceso, corremos el riesgo de dejarnos sin los alimentos, el agua y los recursos que necesitamos para sobrevivir", sentencia.

Guterres añade que, "por suerte, el planeta es resiliente, pero necesita nuestra ayuda". "Todavía estamos a tiempo de revertir los daños que hemos causado", subraya.

El titular de Naciones Unidas recalca que "la tarea es colosal". "Tenemos que replantar y proteger nuestros bosques, limpiar nuestros ríos y mares y hacer más verdes nuestras ciudades. Con ello no solo se protegerán los recursos del planeta, sino que también se crearán millones de empleos de aquí a 2030, se generarán unos ingresos anuales de más de siete billones de dólares y se contribuirá a eliminar la pobreza y el hambre", recalca.

En este sentido, la ONU inicia este sábado el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, con el que, según Guterres, la humanidad podría "hacer las paces con la naturaleza".

1.000 MILLONES DE HECTÁREAS

Por otro lado, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) instan al mundo a restaurar al menos 1.000 millones de hectáreas degradadas de tierra en esta década hasta 2030, una superficie del tamaño de China.

Ambas agencias de la ONU indican que la humanidad está utilizando 1,6 veces la cantidad de servicios que la naturaleza puede proporcionar de manera sostenible, lo que significa que los esfuerzos de conservación por sí solos son insuficientes para evitar el colapso de los ecosistemas a gran escala y la pérdida de biodiversidad.

Los costes mundiales de restauración terrestre -sin incluir los de restauración de los ecosistemas marinos- se calculan en al menos 200.000 millones de dólares (unos 164.000 millones de euros) en 2030. Cada dólar invertido en restauración crea hasta 30 dólares en beneficios económicos, según el Pnuma y la FAO.

Los ecosistemas que requieren una restauración urgente incluyen tierras de cultivo, bosques, pastizales y sabanas, montañas, turberas, áreas urbanas, agua dulce y océanos. Entre las comunidades que viven en casi 2.000 millones de hectáreas degradadas de tierra hay algunas de los más pobres y marginadas del mundo.

Por otro lado, WWF ha pedido a la UE y a las administraciones españolas que se comprometan a restaurar al menos un 15% de la superficie terrestre y un 15% de la marina hasta 2030.

Según WWF, la humanidad tiene por delante 10 años para regenerar espacios clave de la naturaleza y revertir su degradación, especialmente intensa a partir de los años 70 del siglo pasado. Por ejemplo, la intensificación de la agricultura, la ganadería y la expansión de infraestructuras han arrasado en 13 años más de 43 millones de hectáreas de bosque, una superficie equivalente a Marruecos. La mayoría de los océanos están contaminados y más del 85% de los humedales se han perdido.

WWF recalca que la naturaleza necesita un ‘salvavidas’ y "la restauración es una de las piezas claves para ayudar a sanar una naturaleza herida y frenar los efectos del cambio climático". Restaurar el 15% de los ecosistemas degradados en los lugares adecuados puede prevenir el 60% de las extinciones de especies previstas, según un estudio publicado en la revista 'Nature'. Y tiene el potencial de aumentar la seguridad alimentaria para 1.300 millones de personas.

"DEL GRIS AL VERDE"

Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, Greenpeace pone el foco en la importancia de las ciudades, que albergan actualmente al 55% de la población mundial, generan más del 70% de las emisiones mundiales y usan más de dos tercios de la energía y recursos del planeta.

“Para el Día Mundial del Medio Ambiente, queremos pedir ciudades verdes para lograr un planeta sano. Necesitamos cambiar el funcionamiento de las ciudades, reinventarlas, si queremos hacer frente a la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad y aumentar nuestra resiliencia ante futuras pandemias”, señaló Alba García, responsable de la campaña de Ciudades Sostenibles de Greenpeace.

García añadió: "Es fundamental que nuestras ciudades pasen del gris al verde: modificando su alimentación, su movilidad, sus espacios públicos verdes, la eficiencia de sus edificios, su consumo de energía, su generación de residuos y su consumismo depredador. A menos que ayuntamientos y gobiernos tomen partido, el estilo de vida urbano seguirá poniendo en peligro tanto nuestra salud como los ecosistemas de todo el mundo".

Según Greenpeace, las zonas verdes mejoran las condiciones microclimáticas de los entornos urbanos, ya que son capaces de reducir la temperatura de sus alrededores varios grados centígrados, además de proporcionar sombra protegiendo de las radiaciones solares. Establecer vegetación urbana es uno de los métodos más prácticos para enfriar las ciudades y combatir las islas de calor.

Además, también previenen inundaciones al aumentar la permeabilidad del suelo. Estos espacios no solo como una inversión social y de salud pública, sino como una oportunidad para reequilibrar nuestra relación con la naturaleza, protegiéndonos de futuras pandemias.

Por su parte, SEO/BirdLife instó a todas las administraciones públicas de España -el país con mayor capital natural de la UE- a apostar decididamente por la restauración de espacios naturales degradados como herramienta para hacer frente a la actual crisis ecológica y para orientar la recuperación de la economía frente al Covid-19 hacia un modelo de prosperidad respetuoso con el medioambiente y, por tanto, con futuro.

A juicio de SEO/BirdLife, la restauración de espacios degradados, que protagoniza uno de los componentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia -dotado con una inversión de unos 1.600 millones de euros en los próximos tres años-, ha de constituirse como un eje fundamental de la política ambiental española más allá de 2023 por todos los beneficios que aporta, no sólo ambientales, sino también sociales, pues genera empleo verde de calidad y aumenta la calidad de los servicios ecosistémicos -aire limpio, agua, fijación de carbono para luchar contra el cambio climático, etc.- que proporciona.

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