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Nacho Sarria

Entrevista

27 Mar 2024

Nacho Sarria, músico

«Si algún músico lee esto y siente que está vendiendo parte de su alma, que no lo haga»

Esther Peñas /

Con una estética setentera y una presencia magnética en el escenario, Nacho Sarria (Málaga, 1995) ya sabía lo que era subirse a uno, con veinte se integró en Los labios. Ahora presenta su segundo trabajo discográfico, El mundo es cruel (pero creo en él), mucho más abierto a influencias que su debut en solitario, pero a la altura en belleza. Con él hablamos. 

Tiene un aire a Camarón, la portada de Álvaro Martín… 

El referente que teníamos para la portada era Rembrandt, porque le gusta mucho a Álvaro; yo lo que quería era que el diseño fuera hecho a mano, que tuviera un proceso artesanal, y que fuese al óleo, así que, a partir de una fotografía, él pintó. Es cierto que ese día llevaba el pelo bastante Camarón, con esa textura suya, y además me encanta como cantante.

Lo artesanal, los sonidos analógicos, no digitales, los instrumentos tocados presencialmente, no intercalados de manera artificial, es una de sus señas de identidad…

Al final, la música que me gusta escuchar es así, «de verdad», ese es el tipo de música con la que me he criado, la de los años 60 y 70. Claro que escucho cosas de ahora, pero de gente que mantiene la artesanía en sus canciones, es la única manera auténtica de transmitir lo que quiero, hacerlo con un instrumento; por fortuna, la gente que me rodea, los músicos que me acompañan en el escenario, también lo sienten así, así que no hay motivo para introducir cosas ajenas y artificiales, entre todo conformamos la paleta de colores adecuada para que el disco suene orgánico, cálido.

Producido por Paco Loco (Bunbury, Mikel Erentxun), mezclado por John Agnello (Aerosmith, Kurt Vile) y masterizado en los emblemáticos estudios Sterling Sound (John Lennon, Bruce Springsteen, Ramones). ¿Podría decirse que este disco ha perdido en frescura y ha ganado en profesionalidad?

Al revés, en comparación con el primer disco, este es más libre, sobre todo a la hora de componer y de grabarlo, no me he encorsetado tanto en estilo concreto, cada canción es un mundo independiente, incluso en la temática y las letras es más ligero, a pesar de querer transmitir el momento en el que uno se hace adulto y se enfrenta a la vida adulta y se encuentra con que la vida no es fácil, con que hay decepciones, heridas, dolor; me he dado libertad para componer desde un bolero a música disco. Paco tiene esa habilidad, le gusta la frescura, y cada día trabajamos un tema, aunque el del día anterior no se hubiera rematado; el clima que ha creado en el estudio me ha permitido quitarme peso, porque el estudio suele ser un espacio tenso, siempre con esa losa de que lo que vas a hacer va a fijarse en un soporte para siempre. Sí creo que es un disco más denso musicalmente por la producción, pero en sonido y temática es más luminoso. 

Aunque sigue pivotando sobre el rock, es muy poliédrico, como el anterior, siempre curioseando en otros géneros…

Cada canción tiene que emocionarme, tengo mis preferencias musicales pero cualquier canción que me toque el corazón la voy a recoger; en mi universo sonoro actual hay mucha música fuera de lo que solía escuchar, música negra, soul, reagge, música de baile, y al final se ha colado en la paleta de colores de este trabajo. 

Aunque su carrera aún no es muy dilatada, cuando echa la vista atrás, desde aquellos comienzos en Los labios, pasando por The Wowos, hasta este segundo disco, ¿qué ha permanecido inalterable y qué ha cambiado sustancialmente en Sarria?

Inalterable, mi pasión e ilusión por la música; desde que soy chico he tenido claro lo que quería hacer, la música siempre ha sido mi motor, nunca me he rendido, cuando las cosas se han acabado he hecho mis maletas y he buscado otro lugar. Ahora tengo una imagen más real de la industria, de la vida, me conozco mejor, y eso es importante a la hora de componer; he aprendido a fracasar, a entender que muchos fracasos son pasos intermedios para llegar a algo mejor. Y, sobre todo, ahora tengo el apoyo de Esmerarte, mi discográfica, que me ha quitado el peso de autogestionar mi música, lo que suponía básicamente vivir hipotecado y un enorme desgaste. Tener una discográfica me ha permitido disponer de más tranquilidad para hacer lo que me gusta, ya mi equipo se encarga y trabaja en aquellas cosas que te distraen de lo importante.

¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en el mundo de la música?

Depende de cuáles. Soy amigo de la tecnología, no tengo nada en contra de ella, pero tengo mis resquemores, sobre todo con las redes sociales que, aunque son una ventana muy importante para dar tu música a conocer, y es fantástico que los equipos de grabación caseros tengan una calidad impecable, antes era impensable grabar en tu casa. Pero las redes sociales, el músico como creador de contenidos, como agente del entretenimiento, como community manager… todo eso es un horror, estoy ahí por obligación, pero no me genera ninguna emoción tener que ofrecer un discurso permanente, tener que enseñar en lo que estás trabajando a cada momento… me encantaría que la gente dejara de demandar ese tipo de cosas. Sí, las redes son una herramienta maravillosa para dar voz a tu proyecto, pero hay protocolos impuestos que son terribles, al menos para mí, me pesa que el músico tenga que hacer tantas cosas que no tienen que ver con la música, como grabar un saludo. Qué coñazo.

¿En qué momento y cómo se percata uno de que el mundo es cruel?

En cualquier momento, para mí ha sido al acabar el instituto, cuando entré a trabajar en Los Labios, mi primer gran sueño, que supuso un gran aprendizaje y, sin embargo, fue la etapa más infeliz de mi vida; te vas dando cuenta de que, a veces, pasan cosas terribles y no hay nadie a quien culpar, te enfrentas a obstáculos, a injusticias, te das cuenta de que muchas de los pilares de esta sociedad son tóxicos, nos hacen vivir de una manera poco humana. El mundo como mundo, es cruel pero no tiene maldad; nosotros, sí, nosotros hacemos las cosas con maldad, el ser humano puede decidir actuar con maldad, por intereses, por egoísmo, por ambición. Eso me duele.

Cubierta del disco¿Cómo han de encararse las malas rachas?

Depende de cuáles. Hay veces que hay que dejar que pasen, no se pueden encarar, y cada uno es un mundo; yo, hay algunas que las encajo bien y otras muy mal. Una de las cosas que me gusta de cumplir años es que la perspectiva que uno tiene respecto de los problemas va cambiando, te das cuenta de que la vida acaba enderezándose, así que intento no tomarme las malas rachas como algo trágico. Con valentía y aceptación de que no siempre se puede estar bien. 

En uno de los temas, comenta que no le interesa la perfección porque carece de alma. 

Soy muy perfeccionista, así que ese tema lo escribí como contraataque a mí mismo en un momento de bloqueo. No, no me suelen gustar las cosas que se hacen con la premisa de la perfección, hay muchas grabaciones que son referentes y están llenas de imperfecciones que las hacen perfectas. Me ocurre como con la belleza física, demasiada perfección me resulta aburrida. Por intentar hacer las cosas perfectas perdemos la magia y el componente humano y el alma de las cosas. Es mejor hacerlas con corazón. 

Del disco sorprende ese bellísimo tema, Mi amor no se vende, se regala, con toques reagge… ¿qué precio hay que pagar para dedicarse a la música?

El problema de este trabajo es que lo hacemos por ilusión y pasión, lo que te hace olvidarte de muchas cosas del proceso. Yo intento protegerme mucho, cada vez que siento que tengo que ceder una parte importante de mí o de mi proyecto me echo para atrás, no me interesa, cuando alguien ha intentado quitarme eso doy un paso atrás. Además, la mayoría de los proyectos no te dan de comer, regalas tu tiempo, tu vida, por una ilusión, dejas de hacer planes porque tienes que ir a ensayar o comprar una guitarra… toda mi vida la he regalado a la música porque me nacía. Pero quiero hacer las cosas como creo que debo hacerlas. Esta industria es muy complicada con eso, y hay que hacer ciertas concesiones que hay que sopesar, a veces es preferible hacer un tiempo algo incómodo que no es exactamente lo que quieres, porque sabes que después podrás hacerlo a tu manera. Me dejo aconsejar y guiar en aquellas cuestiones que no conozco, en cómo se promocionan los discos, por ejemplo, entonces me pongo en manos de otra persona. Pero si algún músico lee esto y siente que está vendiendo parte de su alma, que no lo haga.

¿En qué momentos conviene decir lo que piensas?

Siempre y cuando lo que pienses no haga daño o no tenga intención dañina; tendemos a hablar de más, y lo importante lo callamos, tenemos miedo a expresar cómo somos, nos avergonzamos de nuestra manera de pensar si va a la contra. Hay que intentar sentirnos siempre con el derecho a contar lo que sentimos, porque, muchas veces, es peor lo que piensas que va a ocurrir si dices algo que lo que ocurre de veras cuando lo haces.

En el vídeo de Mi amor no se vende, aparece fugazmente un libro de Luis García Montero, ¿qué relación tiene Sarria con la poesía?

Qué buen ojo… no soy gran lector de poesía, lo he intentado muchas veces, pero me abruma, necesito leer el poema veinte veces, me resulta una lectura muy intensa y nunca he llegado a lanzarme del todo con ella; soy más lector de novela, la novela me despeja, me da un espacio de relajación, la poesía me pone a trabajar. Leo poesía cuando estoy en proceso de composición, para nutrirme de sus formas y sus maneras. Este libro que mencionas me lo regaló una persona especial que se sorprendió de que no fuera un gran lector de poesía, y la verdad es que es conectado muy bien con la manera de escribir de Luis García Montero. 

¿Qué tipo de novelas lee?

De todo en realidad, empecé de adolescente con realismo sucio: Fante,  Bukowski, Carver, Kerouac…me gusta mucho Hemingway, me ha sumergido en sus libros, también disfruto de Hesse, de Elisa Levi…  mi libro favorito es Frankenstein. Este año, después de grabar, me leí todo Manolito gafotas, necesitaba una lectura ligera. También me interesa Alejandro Zambra… compongo con imágenes, imaginando temperaturas, y la novela para eso es estupenda.

¿A quién regalar rosas negras?

A quien esté pasando un momento complicado de ruptura, a quien tenga esa sensación de haberlo dado todo por algo que se desvanece, que sienta incluso que pierde la dignidad (en la canción se dice «duéleme sin compasión, prefiero sufrir a tu lado que estar sin ti»)… ese tema habla de la desesperación de haber apostado por algo y haberte entregado a algo que no ha salido bien…

Para usted, ¿hay algo más importante que la música?

Mi familia. La música lo es todo para mí, mi ilusión, mi objetivo, mi canal para expresarme… pero sin mi familia y sin mi gente no sería capaz de hacer música. El amor es muy importante, sentirte amado es fundamental para hacer cualquier cosa. Me quedaría con la gente, es por lo único por lo que sacrificaría parte de mi música, por lo que la aparcaría durante un tiempo. 

Recomiéndome un disco.

Everything Harmony, de The Lemon Twigs. Son unos neoyorkinos muy jóvenes, unos genios, y su disco suena al Revolver de The Beatles o a Peaches de los Beach Boys. Un disco excepcional, que suena como tiene que sonar un disco.