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  • Roussel, el alquimista de la sintaxis

    Raymond Roussel (París, 1877-Palermo, 1933) viajó mucho. Siendo un niño chico, leía en voz alta Los viajes extraordinarios, de Julio Verne. Su madre, que lo adoraba hasta el paroxismo patológico, reunía en el salón a toda la servidumbre para que su pequeño tuviera público cada vez que decidía hacer una lectura.

  • Erasmo de Rotterdam o el "apresúrate despacio"

    Pocos hombres concitan tanta admiración y respeto como Erasmo de Rotterdam ((Róterdam, Países Bajos, 1466-Basilea, Suiza, 1536). En él, como en un cúmulo de elementos alquímicos, se destila la sabiduría de una mirada templada y despierta. Su pluma, atanor de inteligencia. Su manera de estar en el mundo, la señal.

  • “El poeta es un mago, un vidente que nombra el misterio de lo invisible-visible”

    Transmutación. Alquimia. Escucha. Silencio. Palabra primera. Ser. Asombro. Reverberación. Verdad. Misterio. Plegaria. Belleza. Voz. Vocación. Obediencia. Conversión. Epifanía. Conciencia. Lucidez. Cada una de estas palabras podría ser síntesis de su obra (y en la síntesis, recuérdese, uno coloca el corazón-razón). Eduardo Scala (Madrid, 1945).

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