Compartir en redes sociales

Rubenski

Entrevista

7 Mar 2019

Rubenski Pereira, poeta

“Cuando las posibilidades parecen extintas, entonces aparece el arte, la creación”

Esther Peñas / Madrid

Latido izquierdo (Chamán ediciones) es un poemario que antorcha un duelo, que deambula ebrio por la línea en blanco del dolor ignífugo, que abre: la pérdida, el amor, la suspensión del orden del mundo (personal). Extenso, exuberante, pesadillesco. 

¿Qué es capaz de “encender la miradas de los cuerpos invisibles”?

En el Latido izquierdo, la voz del espíritu crea las visiones. Ahí encontramos, en la mirada, al espectro. El duelo alumbra el sueño de los difuntos. El dolor por la muerte de una mujer, su suicidio a los diecinueve años. 

¿Qué puebla “las regiones del infinito”?

En las regiones del infinito se cristalizan los universos, ahí donde la imaginación se desboca en carreteras imposibles. Surge un rostro infernal, reflejos de luz en los espejos donde habita su memoria, la azul sinfonía de la belleza, un obscuro despertar. 

¿Qué ilumina “la luz que retorna siempre”?

Ilumina al silencio del poeta la luz obscura e incandescente del fantasma; el halo nos pertenece. Es necesario escribir las nuevas formas de las iluminaciones. Las nuevas voces del pentagrama poético. Iluminar al hombre con la destrucción de las hojas pergeñadas con el fuego. Renacer. Elevar a los númenes y escribir sobre el alféizar de la ventana mientras fumas un cigarrillo tras otro. 

En el viaje, ¿es más importante el destino, la partida, el regreso?

En el viaje lo importante no es arribar o volver, es el viaje en sí mismo. La esencia es lo perdurable. Habitar aquellos instantes eternos arraigados en lo más profundo de la memoria y el espíritu. Azul inefable. Rojo inefable. Constelaciones de lo vivido en cada paso por aquella mohosa carretera en Italia o aquel mar embravecido de la Barceloneta. Las joyas del viaje son los descubrimientos interiores. El hallazgo del ser interior atravesando la historia, de época en época. “Un recorrido sin fronteras” como se describe en el libro. 

¿En qué casos el viaje no admite regresar?

El retorno, en ocasiones, no es una opción porque en esos sitios te encuentras a ti mismo. Ahí encuentras a tus amigos invisibles, la voz del fantasma femenino. Escuchando las oberturas, vaciando tu dolor te conviertes en un viajero sin retorno. En un monstruo, un prodigio sin sentido moral. Ensimismado en la soledad buscas la muerte en un mismo latido. Se erige un poeta viajero sin retorno cuando este no resiste escribir más bajo el influjo de los demonios. Se colapsa. Se fusiona con la energía inteligente. “Escucho en mi cabeza su voz”. No se retorna cuando los ecos te arrastran a lo desconocido, “más allá del amor”. No se retorna cuando ella ha sucumbido, en una noche de sábado, a las voces demoníacas del suicidio. Por eso, para el personaje del libro, el retorno al continente americano se vuelve una utopía. Sólo ansía el siempre viaje por las regiones europeas y del resto del mundo. 

¿La poesía es la destrucción del poeta?

“El poeta crea cuando es destruido”. Es decir, cuando aparece la muerte, cuando las posibilidades parecen extintas, entonces aparece el arte, la creación. En el holocausto el poeta se vuelca sobre la pluma de manera frenética. Al ser destruido, renace y escribe. La vida misma crea y destruye a cada segundo, en cada espasmo. “La poesía es la destrucción del poeta”. “Muerte acaricia / cuando el poeta / entra en la hoja”. Los versos vibran sólo a través de sus esencias, es un sentir caótico, un devenir de imágenes. Es la videncia. Las voces del mago. “Muerte acaricia al teclear la máquina. / Y cuando muere / renace, vidente de esferas y ensueños. / El poeta crea cuando es destruido. // Se desliza en horizontes lejanos. / Flota en estrellas desgarradas. / Sigue en el sendero, / arde su piel. / El dolor por el suicidio / vive en cada huella, / en cada reflejo / de la feliz agonía. / La poesía es la destrucción del poeta”.

¿No hay más estado puro (o no hay estado más puro) que la libertad?

La libertad proviene del estado inefable de la materia espiritual. El estado azul. Tal vez por esta razón el color blue sea el símbolo de la libertad. La liberación se encuentra con la conexión a nuestro estado puro, es decir, al Ser inefable, eterno, inmortal, que habita en las regiones del espíritu. Ahí nos encontramos a nosotros mismos, vemos nuestras almas, y recordamos nuestros nombres. Paisajes de la Verdad en exóticas fragancias. 

¿Cuál es la desnudez que practica el poeta cuando escribe?

Es aquella desnudez donde el método del caos se refleja. El espíritu, el espectro se desnuda con el lenguaje, en cada palabra y, se aferra a las torcidas teclas de la máquina de escribir. Se asombra la poiesis en la escritura de visiones. “Desnudo me inspiro, / sin luz de tarde, / con sol de lluvia / y ojos de fantasma. / Me arrebato al desnudarte, / y cuando acaricio tus cabellos / me acerco al fin, / a perder el corazón. // Me ilumino / en sinfonías que avanzan / y retroceden; / Me enluto en viento / y en alcohol, / en tu sombra que va / y me deja desnudo / cuando me inspiro”. La desnudez es un retrato límbico en las oxigenaciones al vacío; silencio en la nota cadenciosa. Concupiscencias en el halo de tu piel blanca; recupero el placer de los antiguos demonios, río a todas horas con el humo y el alcohol en el costado obscuro.