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Glez. Algovia

Entrevista

28 Feb 2020

Carlos González Algovia, poeta

“Guardar luto es no vivir”

Esther Peñas / Madrid

Florilegio de homenajes y gratitudes, indagación sobre nuestra esencia y sentido, cierta retranca, cierto cuestionamiento de la materia como desenlace absoluto, una disposición de reconciliarse con (también con el lenguaje). Todo ello –sin agotarse- es ‘Geografía del caos’ (Adeshoras), tercer poemario de Carlos González Algovia (Madrid, 1970).

¿Se escribe mejor desde el territorio del caos?

Mi poesía surge del caos más absoluto, imágenes y sombra que maduran con tiempo.

¿Sobre el verbo recae la sustancia de lo poético?

Huyo, en la medida de lo posible, del exceso de adjetivos, de la saturación, y me quedo con la sustancia, con el verbo.

¿Qué puede esperarse de los dioses (con minúscula)?

De “dioses en minúscula” todo lo que puede esperarse de la vida y la poesía, como parte fundamental de ella.

Panero, Claudio Rodríguez, Dylan Thomas, Valente, Wallace Stevens, Rimbaud… ¿Cuál es el poeta seminal para Carlos?

Poetas seminales clásicos del siglo XX como Valente o Panero y contemporáneos que ya son imprescindibles como Marzal, Velasco y Cabrera. Pero si tengo que nombrar una obra, me quedo con Espacio de J. R. Jiménez.

Le devuelvo en forma de pregunta un verso: ¿qué es lo oscuro?

Lo oscuro, el silencio, el conocimiento del yo a partir de la meditación y la vida contemplativa. Estado natural del interior que ha sido desterrado de esta sociedad de las prisas y el pragmatismo.

Si en un cesto de mimbre cabe la vida entera, ¿hay algo que no quepa en la poesía?

En un cesto de mimbre caben frutos maduros, peces del río, setas del monte, y se desprenden el agua, las esporas, el aroma. La poesía contiene todo lo que tú esperas de ella, te hace sentir y vivir en mundos y formas imposibles.

¿Por qué cosas merece la pena guardar luto?

Guardar luto es no vivir. ¿Merece la pena no vivir? Creo que no, pero lo hacemos cuando nos atamos a un objeto, a la fe de una religión, a las normas que se nos imponen desde que nacemos. Dejamos de pensar y sentir libremente, dejamos de vivir.

¿Qué es uno mientras no es?

Todo excepto materia. Alma, alma en el bosque, en el vuelo, en el horizonte. “Si Dios existiera...” sería todo lo que pensamos que es y llamamos infinito.

¿Por qué el hambre gana siempre?

Saca lo mejor y lo peor de los hombres, el ingenio más creativo y la fuerza más irracional. Para mí la Guerra Civil comenzó mucho antes de 1936. La desigualdad social de siglos, el hambre y la desesperación impuestas por una sociedad de privilegios ...