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Cubierta del poemario

Entrevista

16 Mayo 2019

Alberto Cubero y José Luis de la Fuente, poetas

“No es necesario la sanación de la herida, sino saber vivir en ella, embellecerla, dar un sentido a su existencia”

Esther Peñas / Madrid

Tan cerca de ningún lugar (Tensó), editado por El sastre de Apollinaire, es un poemario que me conmueve por lo anómalo. Lo raro. La maravilla. Altísima poesía que vincula el extrarradio del universo al centro exacto de quien se adentra en él. Porque va despojándose del yo (y es un yo duplo en este caso), sustituyéndolo por un infinito sincrónico que llegue a la esencia. Alberto Cubero y José Luis de la Fuente ofrecen un diván del que no es posible salir indemne.

Presentarán su poemario este sábado, 18 de mayo, a lsa 12 horas, en la madrileña librería Enclave de Libros (calle de Relatores, 16).

Cuando la palabra queda tan cerca de ningún lugar ¿resplandece más?

Alberto Cubero (AC): Sangra más.
José Luis de la Fuente (JLF): La palabra queda como un intento fallido. En este acercamiento frustrado, la palabra es la única luz.

¿Cómo se escribe un poemario a cuatro manos?

AC: En un proceso de elaboración y asunción de la multiplicidad.
JLF: Desde la renuncia. Dejar de ser, para fusionarte en un algo, en un mestizaje por parte de ambos.

La poesía es eso mismo, ¿el goce comulgando con el espino?

AC: La palabra poética arranca del goce y del deseo y ambos respiran junto al espino. Teniendo en cuenta que aquí “goce” no es sinónimo de placer, sino más bien de lo contrario, “displacer”.
JLF: Algo de eso hay en la poesía: sólo desde el espino acontece el goce.

¿Cuál es el “dolor del lenguaje”?

AC: El del sujeto que ya no encuentra al animal en la fosa. Únicamente encuentra palabras insuficientes.
JLF: La impotencia de.

Si “la buena herida carece de vértices”, ¿cómo repararla?

AC: No se deben reparar las buenas heridas.
JLF: No creo necesario la sanación de la herida, más bien saber vivir en ella, embellecerla, dar un sentido a su existencia.

Ser o estar. ¿Por qué cuesta tanto conjugar ambos verbos?

AC: Porque cuanto más se está, más aparece el olvido del ser. Dudo mucho de si aquí es válido el “viceversa”.
JLF: Nos cuesta conjugar cualquier verbo fuera de las enseñanzas, y estos verbos -ser o estar- aún más. Ellos nos ubican o nos dan presencia, dudo mucho que sepamos el dónde.
 
¿Qué nos enseña conocer la grieta?

AC: Que somos sujetos divididos sin remisión, abocados a la incompletitud.
JLF: No podemos llegar a conocer la grieta, tal vez asomarse por ella y asombrarnos. Todo consiste en saber mirar.

Una de las ideas que circunda el poemario es la de los límites, en un momento en el que nuestro nivel de frustración ante ellos se ha vuelto altísimo. No se puede vivir sin límites, pero tratan de convencernos de que no hay límites en la sociedad postcapitalista…

AC: Es que precisamente los límites nos hacen crecer. Vivimos en un estado de cosas donde no se enseña a los sujetos a aceptar las frustraciones. El sujeto contemporáneo no acepta un no. Un espacio infinito sin puertas es equivalente a una cárcel repleta de barrotes.
JLF: Totalmente de acuerdo contigo, los límites existen, y más cuando pretendemos vivir mirando hacia el afuera, querer traspasarlos es fracasar y no sabemos aceptarlo. Deberíamos viajar hacia los adentros, hacia lo ilimitado, pero a la mayoría les da miedo.

¿Qué nos dice “la textura de los errores”?

AC: Que podemos aprender para continuar creciendo.
JLF: Errar es conocimiento. Su textura dice y alumbra, convoca y estremece. 

¿Por qué la carencia habita debajo de la lengua?

AC: Porque es la propia lengua la que genera la pérdida originaria: la del pálpito sin más.
JLF: Porque la falta reside ahí, bajo la fractura entre el hombre y la criatura perfecta, en ese lugar que llamamos lenguaje.

¿Alguna consideración sobre los poetas de Instagram, Youtube, esos poetas que venden más que escriben?

AC: ¿Poetas? ¿Qué poetas? ¿Dónde?
JLF: Pienso que toda expresión artística merece un respeto, pero de ahí llamar poetas a quienes unen palabras y narran sin desubicarte, sin llevarte a ningún páramo de extrañamiento, no creo que se les pueda definir así. La poesía es algo sagrado, al alcance de muy pocos, algunos moriremos en ese intento de acercamiento.