- «No veo otra forma de estar en el mundo que no sea el conflicto y la pelea, incluso desde la alegría y la belleza»
Emilia Conejo (Madrid, 1975) escribe con una mano que tantea las paredes de la gruta surrealista y otra que gira la rueda de una rueca antigua, de severidad de ancestro. Su poesía se abre a pólvora y no se cierra más que con la promesa de brotar, incesante, de nuevo.
- «Responder se ha convertido hoy en un malvado signo de autoritarismo»
Constantino Bértolo (Navia de Suarna, Lugo, 1946) nunca deja imperturbable con su lectura (de los hechos, de los libros, de los escritores, del mercado editorial). Incomoda, contraría, molesta. Por eso mismo, el gozo es inmenso. Escribe desde la honestidad, con algunas ideas trazadas de antaño que casi suenan proféticas, y un pespunte de humor como una suerte de arbotante.
- «Documentarse es un trabajo oscuro pero necesario»
En Los cuadernos de Miquelrius (Funambulista), José Julio Perlado (Madrid, 1936) más próximo a unas memorias que a una autobiografía, hace un ejercicio de memoria y reflexión, con una veta lírica sutil.
- «La locura tiene muchos puntos en común con la sensación de extranjería»
Marcos Obregón (Barcelona, 1973), compaginaba su profesión en el mundo editorial con su vocación de actor. Hasta que una aguda crisis ocasiona múltiples ingresos psiquiátricos. Recibe un diagnóstico: trastorno bipolar.
- «Estoy seguro de que Joyce murió sin conocer la magnitud real de lo que había hecho»
Sin apenas haber cumplido un cuarto de siglo, Diego Garrido se ha convertido en el traductor más joven de James Joyce del que tengamos constancia. Ha hecho posible que, por primera vez, se traduzcan al castellano cuarenta años de escritura breve (cuentos, anotaciones, epifanía, intentos de biografía, fábulas…) en una edición preparada, traducida y anotada por él. El resultado: James Joyce.
- «La excentricidad es necesaria»
Los eufemismos (Firmamento) es una novela en la que hay vínculos fatigados, equívocos, endémicos e intermitentes. Exilio, ternura, rabia, dolor. Cómo la historia de quienes nos rodean marcan la nuestra, de qué modo uno puede desear sin que lo ocurrido en el pasado lastre o emponzoñe. El complejo equilibrio entre los pronombres tú y yo.
- «Somos la versión (mejorada o empeorada) del niño que fuimos»
Como un hueso de cereza (Adeshoras editorial) es un ramillete de relatos en los que los niños –adolescentes– afrontan sus miedos, encaran sus deseos, desafían los desajustes y grietas de un mundo que están conociendo.
- «El verdadero acto de heroísmo es amar por encima de todas las turbulencias»
Zapatos sin cordones (Chamán Ediciones) es un poemario en el que dolor, locura y amor conforman una tríada de raíz ardiente. Encararse con lo desconocido, ser arrastrado a los límites, buscar lenguajes fortuitos, al tiempo que se atiende a la tierra que sangra. El cayado del amor, ¿es suficiente?
- «Estar a la defensiva es un estado incompatible con la escucha»
No dramatices (Pre-Textos) es un decálogo de cuentos que abordan (con humor y compasión hacia sus protagonistas) asuntos humanos, desde la necesidad de reconocimiento del otro o la falta de escucha y atención, hasta reflexiones metaliterariarias, (la que se sirve de eje narrativo a propósito de la narración omnisciente).
- «La vida cotidiana de cada cual es bastante más extraña de lo que después pensamos»
Hay libros que son tan frondosos como junglas y tan exquisitos y bellos como los jardines babilónicos, libros que son un entramado de conexiones delirantes, fascinantes, atrevidas, deliciosas. Libros de cartografía imposible pero trazada (en índices con sentido), libros de espíritu humanista y gamberro desplegado en un festín privado para el que se expenden venias. Abisal.